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Mostrando las entradas de noviembre, 2016

LA PLAYA DE BELÉN ES UN PARAÍSO (Poema) Por: Nabonazar Cogollo Ayala

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LA PLAYA DE BELÉN ES UN PARAÍSO (Poema) Por: Nabonazar Cogollo Ayala Entre altivos estoraques cincelados por el viento Donde Dios copió en la piedra la poesía del edén… Vio mi ser la luz primera y el más puro sentimiento Me brotó en el alma entera por la Playa de Belén. Fue comarca de aspasicas, aratoques, peritamas… Pueblos recios de esta tierra que asombrara al español. El cacique Patatoque gran señor de las sabanas Defendió con valentía su labranza bajo el sol. En el siglo diecinueve dieron vida al gran poblado María Claro, Jesús Rueda, don Tiburcio y Vega Juan. Construyeron blancas casas junto al templo consagrado ¡Y el Señor de las alturas les bendijo el santo afán! En la historia de la Playa los momentos se entrelazan, Le rindieron tutelaje desde Ocaña hasta Mompox. Y al hacerse municipio las banderas se desplazan De Aspasica hasta esta tierra que levanta nueva voz. En la Playa todo es bello, lo dijeron los poetas Que cantaro...

¿Y QUIÉN ES EL NABO COGOLLO? Por: Nabonazar Cogollo Ayala

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NABO COGOLLO GUZMÁN JOVEN (17 AÑOS APROXIMADAMENTE) LA FOTOGRAFÍA SE DATARÍA EN CARTAGENA (BOLÍVAR) EN EL AÑO 1952, MISMO AÑO EN QUE SE CREÓ EL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA. NABO CURSÓ PARTE DE SU BACHILLERATO EN EL COLEGIO SAN PEDRO CLAVER DE LA CIUDAD HEROICA. ¿Y QUIÉN ES EL NABO COGOLLO? Por: Nabonazar Cogollo Ayala Tiene bella estampa, brioso pico estirador Como son los gallos y pollos de Cereté. Y yo lo puse "El Cordobés"; Nabo Cogollo bien lo suave… Que cuando pica a un pata suave, Sangre en la valla ven correr. (El Cordobés – de Adolfo Pacheco Anillo) Cada canción vallenata obedece irrestrictamente a una circunstancia concreta, a una situación jocosa o a una anécdota que le dio vida. Con el paso del tiempo todo ese universo subrepticio que da vida y dota de sentido pleno y vivencial a la creación en cuestión, se pierde; y con ello se pierde una parte sustancial de la canción en tanto unidad significativa. Eso ha sucedido con centenares de creacio...

SILVANO O EL JARDINERO DESLUCIDO (Crónica)

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FAMILIA COGOLLO AYALA De izquierda a derecha: Nabonazar Cogollo Ayala (pantalón rojo), Nabo Cogollo Guzmán, Isabel Ayala de Cogollo, Raul Enrique Cogollo Ayala, Consuelo Cogollo Ayala e Isabel Cristina Cogollo Ayala. Locación de la fotografía, finca LA FLORIDA, Cereté - Córdoba, 1980, aprox. SILVANO  O  EL  JARDINERO  DESLUCIDO (Crónica) El año en que sucedieron los hechos que ahora voy a narrar no lo preciso, como quiera que yo aún ni siquiera había nacido –hecho último este que se produjo en el mes de julio de 1967-. Conjeturo que la ocurrencia de dicho episodio se pudo haber dado a principios de la década de los sesenta, quizás entre los años de 1962 y 1964. En fin, como quiera que haya sido, yo desde los lejanos días de mi niñez me acostumbré a escuchar esta divertida anécdota de parte de mis padres y hermanos, cuando en las calurosas noches de marzo o abril, alrededor de una refrescante gaseosa común, la volátil y ágil mente de Papá evocaba aque...

EL VIEJO LAUREL DE LA CASA (Poema)

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EL VIEJO LAUREL DE LA CASA Por: Nabonazar Cogollo Ayala El viejo laurel que se alzaba imponente Al frente la casa de mis mocedades… Era cual gigante de intrépida frente Que el cielo arañaba con tibios cristales. Su tronco robusto se abría en ramales Que el cielo cubrían, con verdes doseles… Sus barbas caían en vivos raudales, Eran trazos suaves de finos pinceles. Pepitas de dulce sabor le cubrían De tiempos en tiempos…manjar de la oruga… Que hermosa y terrible, en sus ramas hacían Senderos en pliegues de savia y arruga. Su tronco nervudo cubrían sus barbas Que en torno formaban urdimbre apretada. Hamaca encendida de vida entre garbas ¡Cual malla que al tronco se admira aferrada! La brisa de octubre le azota impulsiva El viejo laurel no se inclina un instante… Se muestra severo, sus hojas de oliva Le arropan cual túnica tersa y brillante. Cuando yo era niño oculté entre sus troncos Un bello guijarro que hallé en los jardines...

ALTER EGO (Cuento) Por: Nabonazar Cogollo Ayala

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ALTER EGO (Cuento) Por: Nabonazar Cogollo Ayala Cuando al fin se levantó aquella horrorosa tapa que me mantenía encerrado, le pude ver el rostro, era un niño. Decepción. No quería ni esperaba un chicuelo, pero bueno, al fin algo era mejor que nada. Salí de aquella temible prisión, al principio tímidamente y luego empecé a expandirme aunque no mucho. Sentí el cosquilleo de su mirada, de su lectura, de su búsqueda quien sabe de qué. Jirones de mí se adentraban en su joven e inexperta mente. Pero yo seguía intacto, aun no lograba aprehenderme. Horror. Qué desperdicio, los minutos transcurrieron y apenas sí lograba entreverme en la maraña de palabras. Me agité entonces, me moví en distintas direcciones,  grité, pero capas y capas me cubrían, me aplastaban. Yo seguí allí, inerte. Me fastidiaba no lograr ser descifrado, ser interpretado; y tener que conformarme con una lectura a vuelapluma, que me cercenaba, que negaba mi propio e íntimo ser, del cual me enorgullecía. Aquel ...