NOSTALGIAS
FACATATIVEÑAS
(Oda)
Por:
Nabonazar Cogollo Ayala
Yo te extraño en lontananza como el viento ama a la cima,
Como el niño ama a la madre, como el sol ama al trigal…
Y te siento en mis entrañas con un fuego que reanima
¡La prolífica existencia de tu espíritu ancestral!
Entre antiguas callejuelas de un pasado de añoranza
Yo adivino las andanzas del señor de Bacatá…
El gallardo Tisquesusa de emblemática templanza
Quien recorre tus labranzas entre el cerco y más allá.
Yo recuerdo los bulderos de la fiel Colecturía
Y también a los leñeros con sus ventas de carbón;
Entre bloques de sal vigua tanto puesto se veía
Como un cielo tachonado como brasa en el fogón...
Degustando una almojábana y masato recordaba
En tu plaza bienamada tu sabor del corazón;
La cuajada con cubierta de melao me deleitaba
Y una lágrima rodaba por amor a tu región.
Al mirar hacia tu parque de las piedras milenarias
Yo recuerdo las plegarias y el clamor sacerdotal;
De los muiscas y premuiscas quienes con indumentarias
De chamanes invocaban providencia celestial.
Al mirar hacia el Manjuy con su presencia sedentaria
Yo te beso las sandalias del sagrado pedestal;
Su picacho es lanzadera que una mano imaginaria
¡Arrojó a Chiminigagua en su mansión ceremonial!
Las dos torres del románico de vieja arquitectura
De tu iglesia añeja y pura me recuerdan la oración;
Que de niño me enseñaron en sus naves de hermosura
Donde un noble y sabio cura daba espléndido sermón.
Las campanas resonantes con melódicos acentos
Evocaban los momentos del llamado a confesión;
Las señoras elegantes con mantillas a los vientos
¡Ocupaban aposentos con piadosa devoción!
En la calle adoquinada que apodaban De Abogados
Se levantan los estrados de un palacio principal;
Donde de Cundinamarca dirigentes destacados
Gobernaron destacados cuando fuiste capital.
Y en la Calle del Convento se recuerda en una
esquina
De ventana matutina el edificio monacal;
Donde el claustro de Clarisas sobre piedras se adivina
Entre el sol que determina la jornada conventual.
Prosiguiendo por la estrecha callejuela que encamina
Al viajero al nororiente por la ruta de la sal;
Se recuerda aquel camino de la andanza campesina
Que en la historia pueblerina fue el Camino Nacional.
Lo cruzaron tantas gentes que la mente no imagina
La importancia en nuestra historia de esa senda veredal;
Desde el zipa a la encomienda donde Olalla dictamina
¡Que se cumpla de Castilla la ordenanza principal!
Cuando vino la república con nuevos idearios
Yo recuerdo a mi poblado defendiendo su verdad;
Con sus próceres patriotas de ideales libertarios
Que marcharon al cadalso repitiendo: ¡Libertad!
Esa sangre sacrosanta que del pecho de los Grillo
Salpicara el suelo vivo con orgullo vivirá;
En el alma de este pueblo de pujanza y alto brillo
¡Donde inspiras bellos himnos, oh mi Facatativá!
Hubo un hombre renombrado de intelecto muy profundo
Que asombrara a todo el mundo con su verbo celestial;
Fue Abelardo el periodista y humanista sin segundo,
Cuya cátedra fue orgullo de la historia nacional.
Fue testigo de los hechos del convulso siglo veinte,
Conoció al gran Winston Churchill y a De Gaulle
excepcional;
Fue ministro en la política y el aula juntamente
¡Gran maestro que yo evoco en su legado intelectual!
Te recuerdo cuando marcho de tu suelo hacia otras plazas,
De tu historia reflejada entre tus calles al trasluz.
En cascada rememoro aquellas luchas de tus razas
¡Desde el muisca con sus mazas al hispano con su cruz!
Que el Señor del alto cielo te bendiga en marejada,
Mi ciudad idolatrada florecida en su capuz.
Y el Manjuy que es el guardián de aquella historia recordada
¡Te proteja en la llanada como un sol de eterna luz!
Facatativá-Cundinamarca
Agosto 6 de 2022