A VECES LAS PALABRAS SON COMO CUCHILLOS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
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Aquellas palabras sonaron crueles
Terribles y amargas…
Su frío acero penetró en el alma
Palabras jamás esperadas
No tanto por ellas mismas
Cuanto por quien las pronunciara
El cuchillo verbal que nos hiere
Que hace daño y que mata…
Deja sentir su andanada sufriente
Reciedumbre mordaz de su filo
Cortadura de estólida espada
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El daño está bien consumado
La palabra fue lanzada
Llegó certera como una saeta
Cortó, abatió, trituró, fue estocada…
Y hundió su mandoble indolente
En el centro sensible del alma.
La esperanza rodó por los suelos
La esperanza trocó su mirada
En cascada de lágrima ardiente
Como plomo fundido que escalda.
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Se escuchó una sonrisa batiente…
Se sintió la tormenta que acalla
La ilusión que en el ser se resiente
Derrotada por risa macabra.
Y un río salobre surcó la cara
Sangraron las ilusiones
Y entre cenizas brotó la nada
Los dedos se crispan, agónica danza
¿Qué asir? ¿De qué aferrarse?
¡De nada!
De la nada que es ser vacío
De la nada que aduerme las almas
De la nada que logra su daño
Con su ternura de espina clavada
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Aquellas palabras
sonaron crueles
Terribles y amargas…
Amargura de hiel que se liba en la copa
De la vida que escapa
De la vida que es viento
De la vida que es nada
De la vida amorosa
Trocada en hostil marejada
Como acerados cuchillos que cortan el hilo
De la débil, huidiza y sutil esperanza…
Llegó el adjetivo
Y el juicio que emplaza
Llegó la ironía
Con su risa que mata
Llegó la tortura del ser que se ama
Quejidos abruman al débil espíritu
Que mira con ojos nublados
La crueldad consumada…
Aquellas palabras sonaron crueles
Y hoy solo vibra en la gélida estancia
El amargo sabor que brotó de sus voces
Soledad que se cierne
Y en la senda
Es la nada
Madrid (Cundinamarca)
Julio 3 de 2015