ME SENTÍ TRISTE
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Me
sentí triste cuando me sentí solo, pero entonces entendí que la soledad
es
consustancial al creador de mundos posibles,
como
le es consustancial la luz a las estrellas.
Me
sentí triste cuando aquello por lo que había luchado lo vi minusvalorado,
vituperado y yerto…
Pero
entonces entendí que el Ser de los seres me había puesto en esas coordenadas de
tiempo y espacio para algo.
Y
recomencé la lucha con el vigor de la convicción fortalecida…
Me
sentí triste cuando las más bellas enseñanzas del ayer las vi olvidadas
por
los demás y vivas y florecientes en mi…
Pero
entonces entendí que si vivían en mi vivirían para siempre
Y
las convertí en fuego de cohetes que remontan las alturas y dibujan espirales
en
el cielo infinito…
Me
sentí triste cuando mis más preciadas creaciones fueron menospreciadas
por
aquellos que no veían más allá de sus narices…
Pero
entonces entendí que debía comprender al que poco y nada sabe, porque si poco y
nada sabe, poco y nada da y su aprehensión cognitiva es igualmente escuálida… Deber
es enseñarle, no juzgarlo ni colgarle odiosas etiquetas…
Me
sentí triste cuando aquellos por los que di mi vida toda
un día me volvieron las espaldas y me dejaron,
una vez más,
solo
en el sendero acre de la vida…
Pero
entonces entendí que un verdadero luchador de mil batallas no se arredra ante
los recodos y desigualdades del camino, ni siquiera cuando el amor más
entrañable se torna en indiferencia y lejanía…
Mis
palabras tejen vidas, caminos, sendas e ilusiones
Y
se elevan al cielo como chispas de eternidad que trascienden
la
existencia misma…
La
tristeza es un estado pasajero del alma, una parada,
no
el fin mismo de la senda de la vida.
Madrid
(Cundinamarca)
Marzo
23 de 2017
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