HIMNO A SAN JACINTO
(Bolívar)
¡Adelante tierra de artesanía y victoria!
CORO
San Jacinto Bolívar la tierra
Que en la patria feliz se destaca…
Desde el cerro de Maco a la sierra
¡Donde cuelga orgullosa una hamaca!
-1-
Tu
folclor es un rico torrente
Que
se nutre con las tradiciones…
Del
Faroto más sabio y prudente
Cuya
gaita desgrana canciones.
-2-
Bajo
un cielo de limpia alborada
Que
hoy evoca ancestral ardimiento…
La
tambora te da su tonada
Y
un sentido acordeón su lamento.
-3-
Las
creaciones de tu artesanía
Te
acreditan en el mundo entero…
Desde
el área Montes de María
¡Con
la técnica fiel de tu esmero!
-4-
Cuando
vino la Torre y Miranda
A
fundarte en la faz finzenuana…
Lo
asombró tu riqueza que agranda
¡Tu
verdor de montaña y sabana!
-5-
Tus
muchachos cual bonche en capullo
Hoy
deslumbran con su inteligencia…
¡Y
rescatan tu ser con orgullo!
¡Como
un sol de magnífica herencia!
-6-
¡Adelante
a triunfar San Jacinto!
Ante
un mundo que admira tus glorias…
El
progreso integral no es distinto
¡En
tu suelo que trenza victorias!
Autor: Nabonazar Cogollo Ayala
Andrés Landeros Guerra
Inmortal cantautor de la música de acordeón
oriundo de San Jacinto. Autor de FLAMINGO, LA MUERTE DE EDUARDO LORA, LA FLORIDA y muchos otros temas.
NOTICIA HISTÓRICA: El Himno a San Jacinto (Bolívar) se escribió en el año 2018 como feliz epílogo luego que mis primos de Cereté (Córdoba) lograran rescatar la canción LA FLORIDA que Andrés Landeros Guerra, compositor sanjacintero, le dedicara a mi padre, don Nabo Cogollo y a toda la familia, en la década del 70 (1975, aprox.). Desde muchos años atrás yo he venido investigando sobre el Himno de San Jacinto, tierra especialmente cara a mis afectos, la cual frecuentábamos en compañía de mis padres desde los lejanos años de mi niñez, bien para visitar a Landeros, bien para comprar hamacas y pellones para los carros de ellos. Yo estudié parte de mi bachillerato en el Colegio San Carlos de la familia Lemaitre de Cartagena en la década de los años 80. Con harta frecuencia visité entonces a San Jacinto y pernocté varios días en tan adorable como histórica tierra. Imposible olvidar a Landeros y a Lastenia su adorable señora, igualmente a Adolfo Pacheco Anillo, inmortal compositor de la Hamaca Grande que en varias parrandas vallenatas mi papá entonaba hasta el clímax de la emoción en nuestra finca LA FLORIDA, a tres kilómetros de Cerete, la tierra de Noel Petro.
Soy literato de vocación, poeta de himnos y filósofo de formación. Docente de colegios privados desde 1991. Cuando en 2018 escuché, luego de más de 35 años de no escucharla, LA FLORIDA, las emociones afloraron en mi mente (soy una persona muy sensible) y acto seguido me puse frente al computador en mi pequeño estudio en nuestro apartamento en Madrid – Cundinamarca, a escribir. Ardientes ríos de lágrimas me encharcaban los ojos, empecé a evocar las parrandas de mi papá con Landeros, en la finca y las interminables anécdotas sobre Adolfo Pacheco en torno a sus canciones: Mercedes, El Viejo Miguel, El tropezón, etc. Que mi papá se sabía de memoria y que las contaba con un fervor casi místico ante el pequeño auditorio, que escuchaba extasiado. Y obviamente, la canción EL CORDOBÉS que Pacheco le dedicara a mi papá en 1963, a cambio de un gallo fino de la cría de mi papá.
Los cuartetos de aquel emotivo himno empezaron entonces a aflorar, en metro decasílabo agudo, propio de los himnos, en la tradición española clásica. Yo digitaba atropelladamente en el computador, porque pienso más rápido que lo que escribo. Fue necesario detenerme en algún momento y hacer consultas históricas porque solamente con recuerdos de infancia no se escribe un himno pertinente y técnicamente ajustado. Fue preciso tocar aspectos significativos de la historia, el medio ambiente geográfico, el folclor, etc. Y así lo hice, como quiera que la historia es una de mis grandes pasiones y la historia de San Jacinto no me es ajena porque mucho la he consultado en obras de mi nutrida biblioteca personal.
El tono del himno es marcadamente afirmativo como ha de ser en uno de los Municipios más hermosos y tradicionales de Colombia, esa es mi íntima y personal convicción. El resultado fue un himno tipo peán, decasílabo agudo, con rima perfecta, con un coro y seis cuartetos; concebido en tono solemne, no a la manera de una marcha, sino como un paseo típico sanjacintero, que toca la fibra al escucharlo.
Cantarle un Himno a San Jacinto Bolívar es cantarle a mis raíces, mi ancestralidad, mi identidad y al hoy, el ayer y la expectativa futura de una tierra excelsa que está codificada en mi epidermis, dada mi naturaleza caribeña. Si mi obra llegara a ser reconocida como himno oficial del Municipio ello para mí sería un honor indeclinable que significaría una forma de retribución a la tierra de Pacheco y Landeros que tanto apreciaran y siguen apreciando la familia Cogollo Ayala, de las vecinas tierras del Sinú.
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