UN POEMA CASI TRISTE
Por: Nabonazar Cogollo
Ayala
Aquella tarde casi
triste con el sol en lontananza
Sentí que se escapaba
entre suspiros mi alma entera…
Sentí la resonancia del
dolor en la pradera
Sentí que palpitaba un
viento lúgubre en las ramas.
Aquella tarde consumaba
con su muerte entre plegarias
La lívida esperanza de abrazarte
a mi manera;
De amarte como antaño cuando
un niño entonces fuera
Besarte como pétalos de
tiernas pasionarias.
Aquella tarde casi
triste convocaba mis nostalgias
Quemaba con el último
estertor del sol muriente…
Mi vida hecha del fuego
crepitante en esta frente
Que muere con los
últimos destellos de las ansias.
Aquella tarde era del
fuego consumido en la distancia
Del limbo vespertino
que disuelve el alma inerte;
De un alma que recuerda
aquel amor hasta la muerte
Y evoca su fulgor como
una lámpara en la estancia.
Recuerdo aquella tarde
y hoy que el sol luce de nuevo
La languidez vivida
entre las sombras se ha marchado;
Igual que el rostro triste
que hoy se admira renovado
La tempestad rugiente
ha dado paso a un día sereno.
La tarde fue antesala y
pedestal de un tiempo bueno
Que irrumpe con la aurora
juvenil del día iniciado;
Y viene de promesas futuristas
trasegado
¡Con la gentil mirada y
la ilusión de un niño pleno!
Madrid – Cundinamarca
Agosto 26 de 2022
Literalmente fresco
ResponderBorrar