(oda)
La
esencia del paisaje se estila en la llanura
Fecunda
los estratos del suelo por doquiera…
La luz
se descompone cual iris de hermosura,
Las
gotas de llovizna bendicen la pradera.
El
agua vivifica las bellas heliconias,
Elixir
transparente de vida en lontananza;
Volátiles
hechizos circundan las begonias,
En
bellos colibríes que bailan una danza.
Las ninfas
de los bosques florecen en capullos,
Murmura
cristalina su canto la cascada;
El
mundo se estremece de luz con los arrullos
De
aquellas ondas puras que mana la llanada.
Cuando
su ser revientan las nubes más espesas
Y arrojan
manantiales de nítida frescura;
El
agua es alma nueva que aviva las dehesas
Y se
hace miel dorada de aromas y dulzura.
Rocío nacarado,
caudales serpenteantes,
Prolífico
aguacero que aleja la sequía…
Su
esencia nos bendice con dedos espejeantes,
Amarla
y defenderla es la meta que nos guía.
Cuando
las fuentecillas borbotan entre el monte
Y ofrecen
linfas puras de amor a la existencia…
Se
escuchan esas voces con timbres de sinsonte
Que dicen: cuida el agua de celestial presencia.
¡Defiende
el nacedero, la mana y el riachuelo!
Los
ríos y el afluente de curso productivo;
¡Defiéndelos
por siempre con fraternal desvelo!
Tendrás
en recompensa los frutos del cultivo.
Verás
las flores bellas que aroman tu vivienda,
El
monte y el brosquero creciendo en la llanura;
El pez
multiplicado verás en la subienda,
Y una
vida fecunda, magnífica y segura.
Al
agua y por el agua daremos los esfuerzos
Unidos
y entre todos, sus fuentes mantendremos.
Los
jóvenes y niños repiten entre versos:
¡El
agua es vida plena de amor que defendemos!
Autor: Nabonazar
Cogollo Ayala
12/05/2024
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